El regreso de Piñera a La Moneda.

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Una elección que redefinió el mapa político en Chile

Chile se enfrentó el pasado domingo 17 de diciembre a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en las que el candidato de Chile Vamos y expresidente Sebastián Piñera obtuvo el 54,57% de los votos, con poco más de nueve puntos de diferencia sobre su rival de la Fuerza de la Mayoría, Alejandro Guillier. A pesar de su victoria, Piñera tendrá que conseguir acuerdos para cumplir con su plan de gobierno, ya que el Congreso se encuentra dividido. En este informe, analizamos las claves de la contienda electoral, y los desafíos a los que se enfrentará el nuevo gobierno.

 

Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, en la cual Sebastián Piñera (Chile Vamos) y Alejandro Guillier (Fuerza de la Mayoría) pasaron al balotaje, dejaron varios aspectos interesantes de analizar.

Uno de los más importantes es la relevancia que adquirió el Frente Amplio (FA), conglomerado que apoyó a Beatriz Sánchez como candidata presidencial en la primera vuelta (y que obtuvo un 20,28 % de los votos), instalándose como una nueva fuerza política del país, logrando un total de 20 diputados y un senador. Esta situación reconfigura el Congreso que emblemáticamente estuvo compuesto solo por legisladores de la Nueva Mayoría y Chile Vamos. Así, una vez que los nuevos parlamentarios comiencen sus funciones –en marzo de 2018–, el mandatario deberá buscar acuerdos con el FA para llevar a cabo sus propuestas.

A raíz de esto, y de cara a la estrategia para la segunda vuelta, tanto Sebastián Piñera como Alejandro Guillier debieron lograr la mayor cantidad de adeptos de los candidatos que quedaron en el camino, situación que no fue del todo fácil debido a las marcadas diferencias programáticas existentes entre ellos. Si bien hubo apoyos públicos y tácitos, como el de José Antonio Kast a Piñera y el de Marco Enríquez-Ominami a Guillier, Carolina Goic (DC) y Beatriz Sánchez demoraron en hacer pública su opción, aunque finalmente terminaron apoyando la candidatura de Guillier.

Este panorama hacía prever una elección polarizada, reñida y muy estrecha para ambos, sumado a una abstención alta y un índice de voto indeciso, blanco o nulo también alto.

¿Cómo llegaban ambos candidatos a la elección final?

 

El porcentaje no esperado de Piñera

Si bien desde el comando de Piñera esperaban liderar la elección, el análisis interno estuvo lejos de ser positivo, pues los resultados (36,64 % de los votos en primera vuelta) distaron mucho de las proyecciones realizadas. El abanderado de Chile Vamos no pudo superar el umbral del 40 % que se había autoimpuesto y logró 700 mil votos menos que en la primera vuelta de 2009, algo que estaba fuera de sus cálculos.

Esta situación derivó en que Piñera hiciera un guiño explícito a José Antonio Kast, candidato independiente de derecha que logró el 7,89 % de los votos en la primera vuelta, y quien seguramente le quitó más de un voto en la elección. Adicionalmente, y para fortuna del exmandatario, tras los cómputos, éste entregó su apoyo irrestricto a la campaña, sin condiciones, y prometió viajar por el país para hacer campaña por él. “No nos vamos a equivocar, no nos vamos a confundir, no vamos a ser irresponsables”, dijo, llamando a todos sus adherentes a votar por Piñera “para ganarle a la izquierda en la segunda vuelta”.

Otro apoyo importante que se sumó a la campaña del candidato de la derecha, fue el respaldo –con condiciones– que le entregó el senador y exprecandidato presidencial, Manuel José Ossandón (RN), quien tiene un gran arrastre en zonas donde no ganó Piñera (comunas de Puente Alto y Pirque, por ejemplo), y lo ayudó a hacer campaña para mejorar la votación en dichos sectores donde dominó la izquierda.

La gratuidad en educación era un tema clave para lograr el apoyo de Ossandón y así unificar al sector en torno a su candidatura, buscando los votos claves para imponerse ante Alejandro Guillier. “Conversamos con el senador Ossandón y vamos a dar un paso más: ampliaremos la gratuidad, pero privilegiando a los estudiantes técnico profesionales, que son casi la mitad de los estudiantes de la educación superior y que provienen de familias más vulnerables y de clase media”, indicó Piñera.

Por último, Piñera aprovechó los excelentes resultados que obtuvieron los senadores Felipe Kast (Evópoli), Francisco Chahuán (RN) y Juan Antonio Coloma (UDI) en las pasadas elecciones parlamentarias, para sumarlos a su comando y así potenciar el trabajo en terreno en las regiones donde fueron escogidos por la ciudadanía. “Ellos representan a las mayorías obtenidas en las urnas, lo que nos permitirá unir fuerzas para poder llegar nuevamente a La Moneda”, dijo Piñera.

Guillier con menos apoyo de la izquierda

Al igual que Sebastián Piñera, el candidato de la Fuerza de la Mayoría, Alejandro Guillier, no contemplaba el alto porcentaje que obtuvo la candidata del Frente Amplio (FA), Beatriz Sánchez (20,28 %). Si bien su avance a la segunda vuelta nunca estuvo en discusión, el porcentaje logrado (22,70 %) dista mucho de lo esperado por el senador por Antofagasta.

Por lo mismo, parte importante de esta segunda etapa de campaña estuvo enfocada en lograr seducir al votante del FA, quien se autodefine como opositor de Sebastián Piñera y de la centroizquierda tradicional, valores que representaba Guillier al ser el candidato oficialista.

Guillier debió tomar en cuenta alguna de sus propuestas de gobierno para acercarse a ese electorado porque el movimiento de izquierda dio libertad de elegir a sus votantes. Sin embargo, los instó claramente a no hacerlo por Sebastián Piñera.

Por el lado del comando de Guillier, hubo guiños en cuanto a gratuidad en educación y a terminar con las Administradoras de Fondos de Pensión (AFP). Sin embargo, su jefe programático, Osvaldo Rosales, descartó un sistema de reparto en materia de pensiones, como éstos proponían, dejando en claro que no cederán a todas las propuestas de ese sector. Además, esto se suma a la negativa de aumentar el impuesto al 1 % más rico de la población: “No es tan fácil de implementar como ellos creen. Esas cosas suenan bien, son buenas para el bronce, pero no sirven para hacer políticas públicas”, indicó el equipo de Guillier.

La apuesta por lograr que esos votos se traspasaran era compleja, más aun tomando en consideración que Guillier también recibió el apoyo de la Democracia Cristiana y de su excandidata Carolina Goic, quienes difieren en varios puntos con el Frente Amplio.

Bajo esta lógica, tras el consejo nacional realizado por el partido pos primera vuelta, se decidió apoyar la candidatura de Alejandro Guillier en el balotaje. «Conscientes de lo que está en juego en esta elección presidencial y asumiendo nuestra responsabilidad histórica con el pueblo de Chile, la Democracia Cristiana declara su apoyo a la candidatura a la presidencia de la República de Alejandro Guillier”, sostuvo Matías Walker, presidente interino del partido (en reemplazo de Goic), quien días después renunció al cargo, acusando falta de confianza en la coalición. En su lugar, asumió Miryam Verdugo, segunda vicepresidenta.

Todo lo contrario, fue lo que sucedió con Marco Enríquez-Ominami (MEO). Si bien el candidato del Partido Progresista fue uno de los principales críticos de Guillier, no dudó en traspasarle su apoyo una vez finalizada la primera vuelta. “Llamo a votar por Guillier para frenar a Piñera”, dijo, uniéndose a la campaña contra el candidato de la derecha. Vía Twitter, MEO destacó: “La centroizquierda ya tiene un ganador, felicitaciones a Guillier. Transparento que votaré por él en la segunda vuelta, y me pongo a su disposición. Soy un soldado, un soldado que no le tiene miedo a Sebastián Piñera”.

Encuestas proyectaban un ajustado triunfo de Piñera

Pese a lo desprestigiadas que quedaron tras la primera vuelta, las encuestas continuaron con sus proyecciones para el balotaje. Esta vez, eso sí, los análisis fueron más cautos en relación a las proyecciones.

Según Cadem, Sebastián Piñera obtendría un 40 % de los votos contra un 38,6 % de Alejandro Guillier, lo que desde el punto de vista estadístico significa que la elección estaría virtualmente empatada, puesto que la diferencia de 1,4 puntos porcentuales entre los dos candidatos se encuentra dentro del «+/- 2,6 puntos porcentuales» del margen de error.

Por otro lado, la edición de noviembre de la encuesta Criteria Research, indicó que la intención de voto para esta elección marcaba una preferencia para el candidato de Chile Vamos, Sebastián Piñera. En la muestra total del sondeo, un 47 % de los votantes se inclinaba por el candidato de la derecha y un 45 % por Alejandro Guillier, mientras que un 8 % señaló que votaría nulo, blanco o no votaría.

En tanto, en nuestro Barómetro Político Digital publicado cuatro días antes de la elección, Piñera lideraba en intención de voto, pero Guillier era mejor valorado según las redes sociales. El candidato de Chile Vamos recogió mayor cantidad de comentarios relativos a intención de voto con 8.940 menciones (65 %) versus su contendor con 4.819 (35 %).

Un triunfo para la historia

Cabe destacar que esta fue una elección única por varias razones, y una de ellas tiene que ver con un resultado electoral irrefutable antes de que pasaran apenas dos horas desde que comenzara el conteo de votos, y es que la nitidez de los votos a medida que se escrutaban las mesas dejaba muy en claro el resultado. Con ello, Sebastián Piñera se convirtió en el presidente electo más votado en 24 años, sacándole a Guillier una ventaja insospechada para todos.

Además, la abstención fue contra todo pronóstico más baja de lo esperada, ya que votaron más personas que en la primera vuelta; 7 millones de personas. Es decir, fue un triunfo inapelable e indiscutible. Los análisis comenzaron el domingo en la noche para entender qué fue lo que pasó en esta carrera presidencial, que culminó con un resultado más parecido a lo que fueron las primeras proyecciones, hace casi un año.

Es evidente que la derecha también logró movilizar más a sus votantes. Como dato interesante Piñera sacó más votos que la elección de 2009 e incluso más que Michelle Bachelet en 2013, lo cual merece la pena analizar.

Otro hecho resaltable es que se respetó la tradición republicana de felicitación y agradecimiento por parte de los protagonistas de la noche: Sebastián Piñera, Alejandro Guillier y Michelle Bachelet, quienes se saludaron mutuamente cumpliendo este viejo y cordial rito que se pensaba perdido después de la áspera y agresiva campaña presidencial.

Como era esperable, la Bolsa tuvo una fuerte alza tras el triunfo de Sebastián Piñera debido al favoritismo del mercado por el candidato de Chile Vamos y la incertidumbre previa a la segunda vuelta de las elecciones. Pasadas las 10 de la mañana, el Índice de Precios Selectivo de Acciones (IPSA) anotaba un incremento de 7,4 %, llegando a 5.622,04 puntos.

El “efecto Piñera” vaticina que el IPSA podría alcanzar en torno a 5.800-6.000 puntos en los próximos doce meses. El dólar también registró movimientos, con una fuerte baja debido al fortalecimiento del peso, bajando un 2,11 %, lo que equivale a más de diez pesos.

Fuente: El Mercurio

Sebastián Piñera: “El camino hacia los tiempos mejores no será nada fácil”

“Tranquilos, esperemos los resultados”, esgrimía Piñera a medida que se fueron cerrando las mesas en los locales de votación y oficializando los primeros cómputos. Es que si bien había confianza en lograr una victoria que lo llevara por segunda vez a La Moneda, la lección aprendida de la primera vuelta, donde se vaticinaba un amplio triunfo, caló hondo en el candidato de Chile Vamos.

Por lo mismo, quiso tomárselo con calma, aunque ese escepticismo fue desapareciendo a medida que se fueron conociendo resultados más concretos que indicaran la tendencia que él y su comando esperaban: pasadas las siete de la tarde, las proyecciones indicaron que la diferencia con Alejandro Guillier sería mayor a la esperada.

Fuente_ El Mercurio

El 54,57 % de los votos fue un resultado impensado para el mismo Piñera, su comando y los especialistas. En total, fueron 3.795.896 votos los que le permitieron al exmandatario ganar la elección, que lo sitúa como el presidente con mayor respaldo entre quienes han debido dirimir en segunda vuelta su triunfo, obteniendo casi la misma votación que Patricio Aylwin, el primer presidente electo desde el regreso a la democracia, y 300 mil votos menos que Eduardo Frei (1994-2000). Además, se convertirá en el primer Jefe de Estado de centroderecha que regresa a gobernar desde que Arturo Alessandri Palma lo hiciera en 1932.

Piñera se dio tiempo para agradecer personalmente el apoyo que le brindaron sus principales asesores, excandidatos (José Antonio Kast, Felipe Kast y Manuel José Ossandón) y nuevos parlamentarios, previo al discurso final de campaña.

Rodeado de su familia, Piñera dio luces de lo que busca en su nuevo periodo al frente del país: la unidad. “Trabajaremos por un compromiso con la unidad de todos los chilenos, un compromiso con el diálogo y los acuerdos (…). Quiero invitar a todos los que han tenido el privilegio y el honor de haber sido presidente de todos los chilenos para recibir su sabio y generoso consejo y compartir sus valiosas experiencias”, dijo.

Profundizando más, recalcó: “Podemos pensar distinto, vivan las diferencias, viva el pluralismo de las ideas, pero nunca esas diferencias deben convertirnos en enemigos. Cada vez que los chilenos nos hemos enfrentado o nos hemos visto como enemigos, hemos cosechado nuestras grandes derrotas”.

Pese a la emoción del momento, Piñera sabe que deberá lidiar con un Congreso donde la centroderecha no cuenta con la mayoría, por lo que estará obligado a buscar acuerdos para poder cumplir con las propuestas de su plan de gobierno. “Hacer un buen gobierno depende de todos, incluso de aquellos que votaron por Alejandro Guillier. Tenemos que unirnos más que nunca, porque tenemos una exigente misión que cumplir, porque hay un mundo nuevo golpeando nuestras puertas y porque el camino hacia los tiempos mejores no será nada fácil”.

Fuente: La Tercera

Alejandro Guillier no logra darle continuidad al legado de Bachelet

Bastante entusiasmados se vieron los colaboradores de Guillier en el comando del candidato oficialista, previo al comienzo del conteo de votos, confiado en que iba a ser escogido como el próximo presidente de Chile, y sus palabras así lo hacían notar en los días anteriores a la votación. “Yo creo que vamos a ganar por una diferencia clara. No tan así milimétrica. Estrecha pero clara”[1], dijo.

Sin embargo, los cálculos fueron errados. Y no sólo porque finalmente su contendor fue quien se proclamó ganador del balotaje, sino que también por la amplia diferencia con la que lo hizo. A medida que los resultados fueron actualizándose, el senador por la región de Antofagasta fue convenciéndose de que cada vez era más difícil triunfar. Y no fue hasta las 20 horas del domingo 17 de diciembre que asumió la derrota. Los 3,1 millones de votos obtenidos –el peor resultado de un candidato de centroizquierda en el balotaje–, le impidieron ser el continuador de las múltiples reformas del gobierno de la presidenta, Michelle Bachelet.

“Felicito a Sebastián Piñera por su impecable y macizo triunfo. Sufrimos una derrota electoral, pero no va a ser una derrota política si somos capaces de levantar una opción republicana”, dijo.

Guillier agregó que había sufrido “una derrota dolorosa, pero invito a aprender de la elección, a estudiar los resultados del voto ciudadano y a reconstruir una opción democrática, una opción solidaria para Chile basada en los principios de la solidaridad, libertad e igualdad de oportunidades (…). Pero también hay que ser autocríticos: hemos sufrido una derrota dura y de las derrotas es de donde más se aprende. Tenemos que levantar nuestro ánimo y salir a defender las reformas en las que creemos”.

Con el dolor de haber perdido, y tras visitar y felicitar por la victoria a Sebastián Piñera en su comando, el senador hizo un llamado de unidad a las fuerzas progresistas, invitando a “aprender a articularnos con nuevas fuerzas políticas y nuevos liderazgos que están surgiendo para unirnos –y no solo en los partidos políticos, también en los movimientos sociales–, para que la agenda de reformas sea del corazón de la gestión del próximo gobierno”.

 

La reinvención de la Nueva Mayoría

Tras la derrota de la candidatura de Alejandro Guillier, son varios los cambios que se hacen necesarios en la Nueva Mayoría para seguir proyectándose como conglomerado político y principal grupo opositor a Sebastián Piñera, y no perder su histórico legado, sobre todo con la amenaza del naciente Frente Amplio (FA).

Por lo mismo, los partidos que la componen comenzarán con diversos procesos de reflexión para renovar liderazgos y definir cómo logran rearticularse desde la oposición. Además, deberán resolver la incógnita que jugará el FA y la Democracia Cristiana en este nuevo proceso.

Bajo este contexto, son varios los líderes del aún oficialismo que tienen claro que, si bien Guillier podría jugar un rol relevante, no reúne las capacidades para dirigir las riendas del conglomerado durante los próximos cuatro años. Desde el Partido Radical expresan que “es un liderazgo importante en el sector y tenemos que ver cómo lo proyectamos”.

Por su parte, Guido Girardi, senador del Partido por la Democracia (PPD), no lo ve tan protagónico: “Va a ser uno más, aquí nadie tiene el monopolio sobre el futuro ni sobre el progresismo. Somos todos de este proceso. Alejandro cumplió una gran tarea y ya veremos qué es lo que pasa”.

Tan importante como lo anterior es la compleja articulación de las fuerzas de la centroizquierda. Dentro de la Nueva Mayoría, el Partido Socialista fue el que quedó en mejor pie, al lograr 19 diputados y 7 senadores, por lo que su rol será preponderante a la hora de reorganizar el conglomerado. Sin embargo, la colectividad deberá resolver la disyuntiva que enfrentará el bloque con los partidos más centrales, como la Democracia Cristiana, o explorar la opción de forjar alianzas con otras fuerzas como el Frente Amplio o el nuevo País Progresista, formado por la unión entre los excandidatos Marco Enríquez-Ominami y Alejandro Navarro.

Capítulo aparte es la difícil situación que atraviesa el PPD, que debe reorganizarse internamente, planteándose un cambio en la directiva y una reestructuración total del partido. Se habla incluso de un cambio de nombre y una eventual fuga de liderazgos juveniles que podrían recalar en el Frente Amplio.

Mismo desafío se plantea para el Partido Comunista, que a pesar de formar parte de este Gobierno, no vería con malos ojos salirse de este pacto y buscar alianzas con los sectores más progresistas que el Frente Amplio y la Nueva Mayoría.

Por último, además del PPD, la Democracia Cristiana también deberá resolver sus conflictos internos y con el sector oficialista para definir su futuro para los próximos cuatro años, donde el escoger una nueva directiva, tras la renuncia de Carolina Goic a la presidencia, es fundamental para una nueva era. Además, han surgido diversas tesis relacionadas con el hecho de  que el partido mantendrá una independencia política, siempre desde el lado de la oposición, negociando de manera autónoma los apoyos frente a cada proyecto, sin ser parte de una coalición junto al Partido Comunista.

El rol del Frente Amplio

Establecerse como un conglomerado político es una de las tareas clave del Frente Amplio, lo que le permitiría, a futuro, proyectarse en buenas condiciones para la próxima elección presidencial. Según Gabriel Boric, uno de sus jóvenes líderes, el objetivo es dirigir una oposición constructiva, firme y responsable, que trabaje de la mano con los movimientos sociales sin perder de vista las múltiples diferencias existentes con la derecha.

“Debemos articular las alianzas que sean necesarias de forma transversal para hacer avanzar las demandas de la ciudadanía”, dijo el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, en contraposición a algunos frenteamplistas que creen que lo importante es defender las diferencias existentes con la Nueva Mayoría, apostando, incluso, a la extinción del bloque que gobernará hasta marzo de 2018, para así establecerse como el principal grupo opositor a Sebastián Piñera.

Los principales desafíos que deberá enfrentar Piñera en su segundo mandato

Un Congreso desbalanceado, lograr un aumento de al menos un punto porcentual del crecimiento, establecer un gabinete más político y menos técnico, así como cerrar cualquier conflicto de interés relativo a su fortuna, son algunas de las principales tareas que tendrá que resolver Sebastián Piñera.

Su amplia ventaja sobre Alejandro Guillier podría otorgarle un periodo de “gracia” durante los primeros cien días de gestión, aunque no le asegura un mandato tranquilo. “Esta noche les puedo asegurar que tanto Cecilia (Morel) como yo y todo nuestro equipo vamos a entregar lo mejor de nosotros mismos para cumplir con nuestra misión, para no defraudar a nuestros compatriotas, y para que Chile recupere la senda del progreso y del desarrollo”, dijo Piñera, tras ganar la elección.

Un Congreso desbalanceado

La estructura del poder político en Chile cambió por completo el domingo 19 de noviembre, con las elecciones parlamentarias, ya que el nuevo sistema electoral, que reemplazó al polémico binominal, permitió la irrupción de una tercera fuerza en el Congreso que rompió el tradicional duopolio de la Nueva Mayoría y Chile Vamos, dos bloques que se pelearon por dominar desde que volvió la democracia en 1990.

Con una nueva correlación de fuerzas, tendrá que implementar un gobierno distinto al que encabezó entre 2010 y 2014. Hasta ahora ambos bloques NM y ChV se repartían el 96,7 % de los escaños en la Cámara de Diputados y el 97,4 % de los cupos en el Senado, pero eso cambió con la irrupción del Frente Amplio (FA), incluso superando sus propias proyecciones, se consolidó como el tercer actor en el mapa político chileno. La nueva correlación de fuerzas dejó con una mayoría relativa a ChV, que podría complicarle pasar leyes de quórum calificado en el Congreso.

De los 155 escaños de la Cámara de Diputados, la NM cuenta con 57, el FA con 20, y el Partido Progresista (PRO), con uno. Las tres fuerzas de centro izquierda suman 78 asientos, a los cuales podrían sumarse otros cuatro de la Federación Regionalista Verde Social (FREVS). Frente a ellos, ChV cuenta con 72 cupos, por lo que la tónica será negociar.

Deberá negociar y generar acuerdos políticos por cada ley con sectores más moderados, como la Democracia Cristiana, por lo cual la DC se transformará en un partido muy relevante a la hora de la toma de decisiones parlamentarias.

Incrementar el crecimiento

Fue enfático en señalar que su programa de gobierno tenía un costo de 14 mil millones de dólares y que la mitad de esa cifra se financiaría mediante medidas administrativas como recortes, reasignaciones y la salida de “operadores políticos”. La otra mitad se obtendría de un mayor crecimiento tendencial de la economía, lo cual podría verse impactada por las condiciones económicas externas.

Según sus estimaciones, un supuesto mayor crecimiento tendencial podría pasar del actual 2,6 %, proyectado en el Presupuesto 2018, a 3,5 % hacia el final de su nuevo mandato, lo que permitiría recaudar esos 7 mil millones de dólares con los que busca financiar la mitad de su programa de gobierno. Pero subir en un punto el crecimiento de la economía no es tarea fácil.

Volver a niveles superiores del crecimiento tendencial del 3 % es complejo dadas las perspectivas del sector minero, según ha señalado la agencia Moody’s.

Su equipo es clave

Priorizar más colaboradores de perfil político que técnico, será la consigna. El equipo que lo acompañe deberá ser en este segundo gobierno menos tecnocrático y más político, a diferencia del primero. Sobre todo, por la conformación del Congreso y los acuerdos políticos que necesitará con un buen ministro del Interior, Hacienda y Secretaría General de la Presidencia (Segpres). Si establece un equipo político que sepa dialogar, negociar y perseguir intereses, va a tener una posibilidad de generar propuestas.

Sumado a su equipo debe velar por cumplir sus promesas de campaña, en especial aquellas que fueron banderas de lucha y medidas más de centro, sobre todo temas valóricos y la gratuidad en la educación.

Evitar los conflictos de interés

A toda costar deberá concretar un fideicomiso ciego en Chile y otro en el exterior, para evitar los dolores de cabeza de la primera parte de su campaña.

En mayo, y tras verse involucrado en el denominado Caso Bancard, que nació tras revelarse sus inversiones en la pesquera peruana Exalmar, la minera Dominga, y conocerse sus sociedades en Islas Vírgenes Británicas y Luxemburgo, Piñera dijo que se sometería a un fideicomiso ciego en los términos que la Ley 20.880 exige. Es decir, sobre todas las acciones de sociedades anónimas abiertas y otros valores, ya sean de capital o deuda, que sean emitidos por entidades constituidas en Chile y que se encuentren inscritas en los registros de las superintendencias de Valores y Seguros (SVS) y de Bancos e Instituciones Financieras (Sbif).

También incluirá de forma voluntaria en otro fideicomiso ciego los activos que tiene en el extranjero. Su familia tomó medidas similares. Su esposa, Cecilia Morel, entregó una declaración de intereses y patrimonio, y se someterá a un fideicomiso ciego voluntario “en los mismos términos comprometidos por mi persona”, dijo Piñera. Ambos, además, se retiraron en abril de las empresas en las que eran socios con sus hijos, aunque no de sus sociedades personales.

Estos compromisos deberían cumplirse antes que asuma como presidente, lo que quitaría presión ante eventuales nuevos conflictos de interés.

Autores

Francisco Aylwin
Nicole Sternsdorff
Juan Ignacio de la Carrera

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