La comunicación política del proceso de revocatoria municipal en Lima

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[:es]Lima se ha polarizado en dos bandos debido al proceso de revocatoria al que ha sido llevada la alcaldesa de la ciudad. En medio de una ola de críticas de gestión, aún a pesar de reconocer la probidad de su reputación, la ciudadanía capitalina ha activado una herramienta que muchos especialistas cuestionan pues no fortalece la institucionalidad sino, por el contrario, la debilita. Sobre todo en un país con los más bajos niveles de institucionalidad de la región.

En medio de ese escenario, resaltan dos estilos de hacer campañas políticas. La de los revocadores que promueven el SÍ, de estilo mucho más tradicional, que busca generar efectos antes que cuidar las formas y la metodología, y que no tiene una identidad reconocible pues en ella intervienen varias banderas e intenciones políticas; y la del NO, mucho más sofisticada, que cuida tanto el mensaje como las formas y los canales a través de los que se transmite, con rostros reconocibles y una pulcritud que resalta en medio de la maraña de puyas políticas. Ambas con las mismas posibilidades de generar los efectos deseados pues hay sectores que valoran el poder reconocer rostros identificables como otros a los que no les interesa saber quién está detrás ni las formas utilizadas.

Lo interesante es haber visto como, ante un escenario con reglas de juego y argumentos ya establecidos, se propone una estrategia de comunicación política que saca de ese escenario a una de las partes, plantea sus propias reglas y lleva a ese nuevo escenario al otro bando. Es decir, hace un cambio de encuadre o de “frame”. Para resumirlo de alguna manera: se llega en medio de un partido en el que un equipo va perdiendo y jugando de visita, pero que gracias a los recursos de la comunicación, se vuelve local y propone un nuevo partido bajo nuevas reglas en las que recupera el dominio.

Rubén Cano, Gerente de Asuntos Públicos de LLORENTE & CUENCA en Perú[:en]Lima se ha polarizado en dos bandos debido al proceso de revocatoria al que ha sido llevada la alcaldesa de la ciudad. En medio de una ola de críticas de gestión, aún a pesar de reconocer la probidad de su reputación, la ciudadanía capitalina ha activado una herramienta que muchos especialistas cuestionan pues no fortalece la institucionalidad sino, por el contrario, la debilita. Sobre todo en un país con los más bajos niveles de institucionalidad de la región.

En medio de ese escenario, resaltan dos estilos de hacer campañas políticas. La de los revocadores que promueven el SÍ, de estilo mucho más tradicional, que busca generar efectos antes que cuidar las formas y la metodología, y que no tiene una identidad reconocible pues en ella intervienen varias banderas e intenciones políticas; y la del NO, mucho más sofisticada, que cuida tanto el mensaje como las formas y los canales a través de los que se transmite, con rostros reconocibles y una pulcritud que resalta en medio de la maraña de puyas políticas. Ambas con las mismas posibilidades de generar los efectos deseados pues hay sectores que valoran el poder reconocer rostros identificables como otros a los que no les interesa saber quién está detrás ni las formas utilizadas.

Lo interesante es haber visto como, ante un escenario con reglas de juego y argumentos ya establecidos, se propone una estrategia de comunicación política que saca de ese escenario a una de las partes, plantea sus propias reglas y lleva a ese nuevo escenario al otro bando. Es decir, hace un cambio de encuadre o de “frame”. Para resumirlo de alguna manera: se llega en medio de un partido en el que un equipo va perdiendo y jugando de visita, pero que gracias a los recursos de la comunicación, se vuelve local y propone un nuevo partido bajo nuevas reglas en las que recupera el dominio.

Rubén Cano, Gerente de Asuntos Públicos de LLORENTE & CUENCA en Perú[:pt]Lima se ha polarizado en dos bandos debido al proceso de revocatoria al que ha sido llevada la alcaldesa de la ciudad. En medio de una ola de críticas de gestión, aún a pesar de reconocer la probidad de su reputación, la ciudadanía capitalina ha activado una herramienta que muchos especialistas cuestionan pues no fortalece la institucionalidad sino, por el contrario, la debilita. Sobre todo en un país con los más bajos niveles de institucionalidad de la región.

En medio de ese escenario, resaltan dos estilos de hacer campañas políticas. La de los revocadores que promueven el SÍ, de estilo mucho más tradicional, que busca generar efectos antes que cuidar las formas y la metodología, y que no tiene una identidad reconocible pues en ella intervienen varias banderas e intenciones políticas; y la del NO, mucho más sofisticada, que cuida tanto el mensaje como las formas y los canales a través de los que se transmite, con rostros reconocibles y una pulcritud que resalta en medio de la maraña de puyas políticas. Ambas con las mismas posibilidades de generar los efectos deseados pues hay sectores que valoran el poder reconocer rostros identificables como otros a los que no les interesa saber quién está detrás ni las formas utilizadas.

Lo interesante es haber visto como, ante un escenario con reglas de juego y argumentos ya establecidos, se propone una estrategia de comunicación política que saca de ese escenario a una de las partes, plantea sus propias reglas y lleva a ese nuevo escenario al otro bando. Es decir, hace un cambio de encuadre o de “frame”. Para resumirlo de alguna manera: se llega en medio de un partido en el que un equipo va perdiendo y jugando de visita, pero que gracias a los recursos de la comunicación, se vuelve local y propone un nuevo partido bajo nuevas reglas en las que recupera el dominio.

Rubén Cano, Gerente de Asuntos Públicos de LLORENTE & CUENCA en Perú[:]